sábado, 19 de mayo de 2007

Crónica

SALVANDO VIDAS EN EL RÍO AMAZONAS

DESPUÉS DE VARIOS AÑOS DE ARDUO TRABAJO, FERNANDO TRUJILLO RECIBE UN RECONOCIMIENTO A SU LABOR CON LOS DELFINES DE RIO.

Con sombrero en mano, botas de trocha, pantalón corto y camisa de hilo viaja por los ríos colombianos, Amazonas y Orinoco, Fernando Trujillo, salvando el hábitat de aquellos amigables mamíferos que caminan de un lugar a otro buscando un lugar donde sobrevivir lejos de la inclemencia del ser humano que cada día acaba con la naturaleza y destruye ríos, cuencas, bosques y selvas, llevándose a su paso animales y plantas que hoy día se encuentran en vía de extinción a causa de esa actitud indolente de los individuos.

Cada amanecer se convierte en un reto, una difícil tarea que desempeña desde hace varios años, cuando descubrió que los delfines de río estaban en peligro de extinción a causa de la contaminación y la negligencia de pesqueras de la región amazónica, que los usan para atraer bagres, lo que en consecuencia deja la minimización de estos seres vivos que son exclusivos de los ríos Amazonas y Orinoco.

Noches de desvelo buscando opciones para estos animales, días de arduo trabajo y un amor incondicional por los delfines son compensados hoy por uno de los premios más significativos del mundo en lo que a medio ambiente se refiere: El premio Whitley.

Premio que no es más que un galardón en la lucha incesante por rescatar la vida de estos cariñosos animales que sobreviven gracias a la conservación de su hábitat, y al amor de Fernando Trujillo, y su equipo de investigadores y aliados pesqueros de la zona amazónica y orinoca.

Desde murciélagos hasta tiburones compitieron por este premio que fue entregado directamente por la princesa Ana de Inglaterra, pero que finalmente quedó en manos de uno de los conservacionistas más dedicados a la labor ambiental en el mundo.

Los premios, concedidos por la fundación Whitley para la Naturaleza, se entregaron en una ceremonia celebrada en la sede de la Royal Geographical Society, en Londres.

Fernando Trujillo recibió el premio con humildad y con gran satisfacción por el trabajo realizado hasta el momento, y mirando atrás su labor siente un gran orgullo al ver que fue el ganador de este premio que compitió entre más de ochenta trabajos en el mundo, y que hoy es la recompensa a tantos sacrificios realizados con el propósito de salvarle el hábitat y la vida misma, a estos mamíferos, que viven en las aguas amazónicas de Colombia, Brasil y Perú.

No obstante, el trabajo que Fernando Trujillo realiza no es sólo la única luz en medio de las tinieblas para estos animalejos de agua dulce, también es amigo de las nutrias, las tortugas y los caimanes que viven por allí, y que ahora hacen parte del proyecto de protección de animales para evitar su extinción.


No que da más por decir, sólo que este es un magnifico y ambicioso proyecto, que no sólo deja la satisfacción de compartir con aquellos animales tiernos, sino de realizar un trabajo integral que va desde una caricia, hasta la más compleja de las investigaciones sobre las aguas, que son la casa de los delfines y otras especies, y la socialización con las comunidades que residen en la cuenca amazónica.






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